Fast Fashion: La segunda causa más contaminante

Cómo el Fast Fashion me ha hecho tomar acción


El impacto para el planeta

La industria de la moda, sorprendentemente, ocupa el segundo lugar como la más contaminante del mundo, solo detrás de la industria petrolera. Es alarmante saber que es responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono, contribuyendo significativamente al cambio climático. Además, esta industria figura entre las principales consumidoras de agua, agravando aún más la crisis hídrica que enfrentamos en la actualidad.


Mis comienzos

Desde hace unos años vengo leyendo e investigando artículos y documentales sobre este tema, antes de eso, no me pasaba por la mente la problemática tan grave que representaba la industria de la moda, me emocionaba comprar en internet, recuerdo que en la primera que comencé a pedir fue en Forever 21; unos dos años antes que llegara al país, era un “bum”, luego descubrí la existencia de Shein y me mandé a traer un par de cositas. Con el tiempo empezaron a llegar tiendas como Bershka, Pull & Bear y Stradivarius, también Zara ya tenía bastantes clientes, y claro Nela estaba emocionada por ir a comprar algunas piecitas. Para ser muy sincera siempre me enseñaron a comprar lo que realmente iba a necesitar, me encanta comprar ropa pero siempre buscaba lo que realmente le iba a sacar provecho, y ahora con más razón lo hago.


Cuando no sabemos de un tema o no nos informamos, no significa que vivamos en la ignorancia, simplemente son temas de los que no se hablan tanto, y esa es la idea de este blog poder llegar a esas personas que aún desconocen de este tipo de cosas.


El consumismo

En este blog, te llevaré de la mano a través de mi viaje de conocimiento y conciencia sobre los oscuros secretos detrás del Fast Fashion. Esos términos: comercio, consumismo y marketing, han moldeado nuestra forma de pensar sobre la moda, creándonos la idea de que debemos tener lo último en tendencias, sin importar su impacto ético y ambiental. Como consumidores, es hora de enfrentar nuestra responsabilidad y considerar lo que hay detrás de cada prenda que compramos.


Made in...

Y acá entra la importancia de leer etiquetas, porque las prendas hechas mayormente en China, Vietnam, India, Bangladesh, Camboya y Pakistán, provienen de fábricas de manufactura barata, ¿y a qué me refiero con esto? Fábricas en las que producen cantidades exorbitantes de piezas, con materiales de baja calidad, y con malos pagos a sus empleados. Y esto es apenas la punta del iceberg.


¿Recordás esa blusa "única" que encontraste en Zara (o ponele vos el nombre de marca que querás )? En realidad, miles de copias de esa prenda inundan el mundo occidental, mientras en los países de origen apenas se venden localmente. El transporte de estos productos también genera emisiones contaminantes, contribuyendo al cambio climático.


El póliester y algodón

Y acá entro propiamente a hablar de lo que sucede en estas fábricas. Los materiales utilizados para hacer estas prendas en su mayoría son poliéster y algodón, el poliéster, derivado del petróleo, es plástico, y aunque el algodón es natural, la deforestación para su cultivo y el uso de químicos, son extremadamente dañinos para el planeta. Además, cada blusa que se produce consume aproximadamente 2700 litros de agua, sin imaginar prendas que están hechas con más tela.


La falta de plantas de tratamiento de aguas residuales en estas fábricas agrava el problema. Los tintes, restos de telas y químicos nocivos terminan en ríos cercanos, poniendo en riesgo la salud de los habitantes locales y del medio ambiente.


Las jornadas de trabajo y explotación

Y entonces, llegamos a la oscura verdad sobre los derechos humanos. Los empleados trabajan de 14 a 16 horas diarias, con salarios muy bajos, además, entre los trabajadores hay personas menores de edad. Esta desesperante situación es impulsada por la necesidad que enfrentan muchas familias.


Haciendo cambios

Cuando supe todo esto realmente me dije que era hora de hacer un cambio, empecé a frecuentar menos estas tiendas, leía más las etiquetas, me informaba de marcas que produjeran local o éticamente. Te digo que no es un cambio de la noche a la mañana, cuesta, porque a veces sólo encontramos ciertas cosas en alguna marca específica, pero sí se puede, vas agarrando el hábito, yo por ejemplo, tengo 3 años de consumir piezas hechas locales, marcas más éticas y ya he comenzado cada vez más a buscar de segunda mano.


La idea no es castigarse, ni juzgarse, si una vez perdida tuviste que comprar una prenda en una tienda de Fast Fashion, está bien, el hecho de estar consciente y empezar a hacer pequeños cambios, ya es un gran paso, poco a poco será un hábito.


Así que, reducir o eliminar el consumo de estas marcas, es un acto de responsabilidad hacia vos mismo y el planeta. Bajar la alta demanda provoca que, estos negocios comiencen a adaptarse al cambio, con propuestas honestas, sostenibilidad y respeto de los derechos humanos, confiando de que algún día esta situación ya no exista.


Espero que esta información te inspire a investigar más y compartir lo que has aprendido. Juntos, podemos crear un impacto positivo en la industria de la moda y promover un cambio sostenible.


¡Gracias por leer este blog!

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